Para los meses de frío, los colores de esmaltes para uñas no se alejan demasiado de la paleta que domina las prendas de invierno. La diversidad es amplia y los matices se interpretan según cada marca y se extienden aún más si se opta entre un acabado opaco o brillante. En general, la sensación es que el frío ha impreso un efecto de polvo y gamuza sobre los colores, que transmiten calidez y sobriedad pero sin cerrar la puerta a combinaciones osadas y efectivas. Las fanáticas del nailart, con delicados detalles podrán salpicar de brillos los tonos de este invierno. Hay esmaltes irisdicentes, texturados y fluorecentes. En las cosméticas internacionales se repiten el azul riverside y el verde pradera, el celeste y el gris claro, el rojo aurora y el cedro rosado, violetas, lilas, rosas y fuccias, el greige y distintas variantes de anaranjados, mostazas y arcilla.
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